ROSENDO – DE ESCALDE Y TRINCHERA
WARNER MUSIC
9 / 10
Después del irregular “Vergüenza torera” muchos temíamos que este “De escalde y trinchera” no fuera tampoco un gran disco. Sin embargo, a sus 63 años, Rosendo (junto con sus inseparables Rafa J. Vegas y Mariano Montero) sigue siendo capaz de cerrar bocas y demostrar que puede seguir pariendo obras redondas.
En apenas media hora el de Carabanchel hace un resumen de sus principales señas de identidad. Abre con tres trallazos de rock puro y duro, como son “Cúrame de espantos”, “Que si vengo, que si voy” y “Un capullo dentro de un jarrón”, en los que emplea su verbo más crítico. También se muestra muy ácido en “¡Qué bufonada!”, en la que sorprende el solo de flauta a cargo de Jorge Pardo.
Tras esa primera parte más afilada llega el receso de “Terciopelo herido”, con una magnífica letra firmada por su hijo Rodrigo, que se convierte en una de las mejores baladas/canciones lentas de su carrera. El tono desenfadado se recupera en la cachonda “El botillo y la pringá”, tras la que podríamos dar por cerrada la primera parte del álbum.
Y es que de esos primeros temas de contenido más “social” (por llamarlo de alguna manera), pasamos a una segunda parte del disco en la que Rosendo muestra varias aristas de su lado más personal. “Soy” es toda una declaración de intenciones que a buen seguro se convertirá en una pieza muy disfrutada en los directos por su contundencia. “Maldita flojera” posee un ritmo arrastrado y, pese a su peculiar solo de guitarra, quizá sea la única que cojee un poco de todo el álbum.
Las dos canciones que cierran el disco nos presentan a un letrista a tumba abierta, reflexivo y entonando con una intención que logra poner la carne de gallina, tanto en el reggae de “A pesar” como, sobre todo, en el poso que deja “El túmulo”. Ojalá este cierre nostálgico no signifique nada relacionado con un abandono del primer plano, porque el señor Mercado nos ha vuelto a demostrar a los rosendistas que aún puede rayar a gran altura.
Miguel Hernández García (Fiti)