NUCLEAR BLAST
8 / 10
Por la temporal pertenencia de su vocalista a Spiritual Beggars, se ha tendido a meter a Grand Magus en la etiqueta del stoner rock, y aunque hay que admitir que ciertos elementos del género desértico están presentes en su obra (puesto que no existe ninguna banda de metal que no haya sido influida por Black Sabbath de una manera u otra, y especialmente los chicos de Ozzy son influencia principal para el género stoner), está claro que lo que hacen estos vikingos es metal de la vieja escuela con unas influencias en su último plástico que recuerdan a esos Manowar épicos que se pasan las modas por el forro de los cojones cuando llevan ocho días sin lavárselos. Hala.
El último redondo de la banda es demoledor, una maquinaria puesta a punto y engrasada para dejar al personal con los pelos de punta, en caso de tenerlos. Heavy, como decimos, de la vieja escuela, sin innovaciones extrañas salvo quizá algún toque de piano que lejos de ablandar el sonido le da un aire melancólico que para sí quisieran otras luminarias del género. Ahora que Suecia y otros paìses nórdicos cortan el bacalao en este asunto del metal, es momento de acercarse a un grupo que lleva muchos años batiéndose el cobre para demostrar al mundo que ellos también saben hacer las cosas bien hechas. De verdad, colegas, que este plástico no para de sonar en mi reproductor y ojalá alguno de vosotros pueda acabar diciendo lo mismo tras leer esta reseña.
“Fight” es tal vez el mejor corte del álbum, un temazo de esos que ahora mismo Manowar firmarían un pacto con quien fuera por poderlo añadir a alguno de sus próximos redondos. Pero hay más, mucho más en esta entrega sonora de la que tal vez sea la banda más interesante del metal ortodoxo venido de tierras nórdicas.
Emilio Morote Esquivel