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8 / 10
El anterior disco de estudio con canciones nuevas de los extremeños salió en 2007. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? Recopilatorios, giras en acústico, cambio de guitarrista, grabación de un dvd en directo que permanece inédito, participación de algunos de sus miembros en la banda Vinotinto y, sobre todo, multitud de problemas contractuales con su anterior discográfica que han tenido atenazado el nuevo material de la banda más de lo que ellos y sus seguidores desearían.
Lo que ahora cabe plantearse es de qué manera todos estos asuntos han influido en este nuevo álbum. Cuesta responder, aunque si alguna mínima sensación de cambio se percibe está reflejada en melodías más directas y letras algo más crudas, que hacen que la mayoría de estas doce canciones pudieran tener cabida en obras primerizas como “El desenkanto del ruiseñor” o “…Y evoluciona el hombre”. Tal es el caso de la obvia “Político, católico y putero”, “Días de perro” o “A la maldad no hay quien la mate”.
En el otro extremo tenemos piezas algo más elaboradas, dotadas de la magistral poesía de Vito, empapada siempre de realidad autobiográfica, rural, castúa y sincera. “La flor de los besos”, “Pa cuando me juzguéis” o “Donde el viento se acuesta” son los mejores ejemplos de esta línea y seguramente los tres mejores temas del disco.
¿El resto? Melodías roqueras sencillas que acompañan tanto a las letras descarnadas de “AutoVitografía (por encima)”, “Lo mío tiene lo suyo” o “Si soy molino (grano limpio)” como a la jovial “Cuando no te pones falda”. De todo ello se compone este disco efectivo y más directo, que encantará a los seguidores de sus primeros trabajos y no disgustará a quienes conocieron al grupo a través de “Humo de contrabando” o “Y si quieres llorar te hago reír”, aunque hay que reconocer que este nuevo álbum se queda ligeramente por debajo del listón marcado por esos trabajos.
Miguel Hernández García (Fiti)