UNIVERSAL
3.5 / 10
Errar es humano. Yo he errado por asumir que el hecho de que Rafa Blas enarbolara la bandera del Heavy Metal para ganar el concurso musical “La voz” iba a desembocar en un disco donde el protagonista fuera el Heavy, quizá edulcorado para un público más generalista, pero Heavy al fin y al cabo. Rafa Blas ha errado por lo contrario, por dejar de lado el género que le encumbró hasta la victoria. Su debut es una sucesión de decepciones.
La primera gran decepción es que “Mi voz” contenga únicamente cuatro temas originales, de los cuales sólo uno ha sido compuesto por el propio Rafa.
La segunda decepción es que el compositor de los otros temas sea Pepe Herrero, uno de los pilares compositivos de Stravaganzza, y es una decepción no porque Pepe no tenga talento para la creación musical, que le sobra, si no porque los temas suenan precisamente a eso, a Stravaganzza, y si a este hecho le unimos que el tono vocal de Rafa Blas recuerde muchas veces al de Leo Jiménez, el error está claro, no aporta ningún rasgo diferenciador y además en las comparaciones es fácil salir escaldado. De estas, la mejor sin duda es el single “Vivir Morir”, que como hemos dicho, suena a Stravaganzza pero es un gran corte, rocoso, pasional y con carácter. Por cierto, ¿os suena el nombre del batería Dani Pérez? Exacto, el ex Saratoga y ex Stravaganzza es quien comanda las baquetas en este disco.
La tercera decepción y quizá la mayor, es la de los temas elegidos para las versiones. Puede pasar que aparezca un tema de Bisbal sobre todo si tenemos en cuenta que fue su “tutor” en el concurso, pero el resto es un cúmulo de despropósitos. Supongo que el “Quédate conmigo” de Pastora Soler está elegido para que Rafa lo borde y se luzca en un estribillo a priori potente, pero lo cierto es que pasa sin pena ni gloria, lo mismo ocurre con el “Náufrago” de Sôber, su voz no pega en la música de corte más moderno de los madrileños, pero supongo que el hecho de ser compañeros de discográfica ha pesado en la decisión.
Lo que si que no tiene ni pies ni cabeza es la elección del “A quién le importa” de Alaska y Dinarama, ¿Quién es el lumbrera que elige un tema con una línea vocal tan monocorde? Puede que a Alaska le quede bien y sea su seña de identidad, pero a un patrón tan robótico es imposible darle brillo.
También podíamos hablar del “Hijo de la luna” de Mecano (¿o mejor decir Stravaganzza?) por que, ¿qué tiene esta canción de diferente a la que ya editó Stravaganzza? Bueno sí, algo tiene, ausencia de personalidad. Pues lo dicho, fue a por lana y salió trasquilado.
Lo esencial en un disco debut es intentar afianzar un estilo propio y diferenciador, este es un compendio tan impersonal que al final no dice nada, además es una gran oportunidad perdida de tender puentes entre el metal y el gran público, porque el metal ni está, ni desgraciadamente se le espera.
Mucho más enérgico y personal su trabajo en Nocturnia.
Juan José Díez