AUTOPRODUCIDO
9 / 10
Tras haber cosechado considerable éxito con el anterior álbum, de homónimo nombre al de la banda, GÜRU, la formación cuyos miembros son mayoritariamente catalanes – a excepción del nuevo vocalista, procedente de Madrid- nos presenta este nuevo elepé con un total de doce temas cuyo nombre es “White”, grabado entre finales de 2011 y principios de 2013, fruto de un trabajo – según la formación ha comentado- de aún mayor dedicación que la ópera prima, editada a principios de 2011.
Cabe remarcar que la composición de la banda ha ido experimentado durante estos dos años varios cambios en su estructura, siendo el alma mater y razón de ser del proyecto el reconocido músico de sesión de varios afamados artistas, David Palau (Serrat, Dalma, Bisbal, entre otros). Creativo guitarrista con una más que humilde personalidad, gran sentido del humor y sensibilidad única. Así pues, han sido sustituidos el cantante (Pau Sastre, por Dagarod, alias éste último de Daniel García), el bajista (Jordi Portaz por Jordi Vericat), el batería (David Simó por Toni Mateos) y cayó de la formación el teclista Kyke Serrano. Dichos cambios tuvieron sucesión de forma gradual, siendo que el último en incorporarse ha sido Dagarod.
Entrando en materia, en opinión del que suscribe tras varias escuchas, se aprecia un trabajo de gran elegancia y calidad, de carácter técnico pero sin olvidar la sensibilidad y variedad en la composición de las piezas musicales, tomando como base rock melódico al que se le añaden tintes blueseros, metaleros, jazzísticos, poperos o incluso en alguna canción como “Won’t B 2gether” neoclásicos, haciendo las delicias de todos los amantes del Rock. Con respecto al nuevo vocalista, Dagarod, imprime mayor contundencia que su predecesor, el camaleónico Pau Sastre, no resultando en mi opinión ni mejor ni peor: distinto pero de igual calidad.
Si pasamos a analizar los temas, el álbum arranca con un enérgico “White”, un elegante corte de rock melódico progresivo con complejas estructuras y pegadizo estribillo que satisfará de buen grado a todos aquellos que busquéis un sonido con personalidad. Advierto que el tema es droga pura: una vez se escuche, no dejará de resonar en vuestras mentes una y otra vez. Glissando de bajo y golpe de batería abren el segundo tema “Straight to your heart”, canción que puede recordar un poco a la época ochentera – incluso a la actual- de Whitesnake y un poco también a Journey. Es apreciable la presencia de la formación británica tanto en los teclados como en los solos que se marca David Palau, éstos últimos al estilo de John Sykes.
Es innegable – y de hecho la banda así lo afirma- que su mayor influencia son los americanos Toto, y así nos lo confirman con el tercer tema: “It’s all different now”. Durante la escucha nos trasladaremos a 1981, reproduciéndose canciones como “Goodbye Elenor”, de semejante ritmo y tempo: Güru reinterpretando a Toto. En el terreno de las power ballads nos movemos con la siguiente canción del disco: “If you go”, con influencias tanto de Aerosmith como en especial de los mejores Bon Jovi de antaño, con un emotivo estribillo y un bajo setentero espléndido. Como no podía ser de otra manera en una banda de tan variopinto sonido, el feeling bluesero se deja ver en el quinto tema del álbum: “In my life”, composición de marcado carácter “dokkenesco”, donde se destaca la labor vocal de Dagarod, mostrándonos que su terreno más consolidado es el Rock duro, mención a parte del buen trabajo a las creativas guitarras de Mr. Palau, un guitarrista del que nunca te cansas: tanto él como el público sabemos que es un guitar hero, que puede correr bastante, pero que sin embargo, el uso de las guitarras es el preciso y justo.
Uno de los mejores temas del disco se llama “Break the spell”, título que da nombre a la quinta canción. Tal como explicó David Palau en el concierto presentación del disco, el pasado 5 de abril, se inspiraron en Dream Theater para ésta composición, y ciertamente así es. Personalmente le añadiría que la canción tiene un punto del funk-pop que practicaban George Benson o The Commodores en los setenta. Hacia la mitad de la pieza encontramos un lead de la guitarra que recuerda bastante al que Steve Lukather, el hacha de Toto, hacía en la canción “Hydra” en 1979. Arrolladora, devastadora y cargada de fuerza se presenta la sexta pieza “Won’t B 2gether” con un riff a lo Racer X y un ritmo que nos recuerda al “Back to back” de Preatty Maids. La gran virtud de esta banda consiste principalmente en el atrevimiento a mezclar casi todos los géneros del Rock junto con otros no menos grandes géneros musicales, y esto es lo que más me gusta de ella. Destacar tanto el espectacular solo de Palau en el que puede recordarnos a George Lynch en la época del “Tooth and nail” más los potentes y desgarradores agudos de Dagarod, elementos que hacen de esta pieza una de mis favoritas.
“The angry song” es la octava pista del elepé. La verdad es que tiene un toque U2 que resulta contagioso, tanto en el estribillo como en el resto de la canción. El siguiente tema, de corte más bien popero, “My rocker ass” se lo dedica la banda a todo aquel que se pone a criticar en las redes a las bandas por falta de autoestima o por ganas de fastidiar, sin tener en cuenta la dificultad que entraña a muchos grupos musicales el posicionarse en un mundo tan globalizado. A continuación, el AOR más clásico brilla en “Ray of light”, canción que podría sonaros un poco a FM y habla de la importancia que supone tener al lado a una persona que nos guíe e ilumine nuestros momentos más tristes.
Llegando al final, “The voice inside” es un precioso baladón en toda regla que recuerda en cierta medida a composiciones de Christopher Cross, con toque de saxo incluido y nos recalca que el corazón es la mejor brújula ante aquellos momentos de la vida en los que uno se encuentra desorientado. Para cerrar un temazo a lo Survivor “I don’t give a damn” con un puente que se pega como cola de impacto.
En definitiva, “White” se trata de un disco muy completo, diría que igual o mejor que el trabajo anterior, contando con musicazos de alto nivel y recomendadísimo para todos aquellos que amen el Rock, almas sensibles que no entiendan de barreras y a los que se atrevan a experimentar la mezcla del rock melódico con otros géneros.
Dan Bartlett