Max Metal

FARGO ROCK CITY

FARGO ROCK CITY

CHUCK KLOSTERMAN

ESPOP EDICIONES

Un amigo mío sigue definiendo el heavy metal como un «fenómeno de pueblo a extinguir». Por supuesto, estoy en total desacuerdo con él, y a veces hasta incluso intento sacarle de su error. A partir de ahora le voy a recomendar este libro, ya todos estos elementos se dan cita. Tenemos el heavy metal en su momento álgido, un ambiente pueblerino donde posiblemente lo más intersante sea frotarse a uno mismo, y como no, diferentes puntos de vista y disquisiciones sobre el tema.

¿A quien se le ocurriría analizar (de una forma más o menos sesuda) el fenómeno del glam metal de los 80 bajo la perspectiva de una zona rural como Fargo? Pues a Chuck Klosterman, y el caso es que según vas desgranando los distintos capítulos no puedes por menos que meterte a fondo en la discusión, ya que la identificación con unos pasajes es inmediata, al igual que las posturas totalmente antagónica en otros; es más, me gustaría encontrármelo en la barra de un bar a altas horas de la madrugada para mantener unaos cuantos intercambos dialécticos -y etílicos- al respecto.

Leer ensayos puede resultar tremendamente aburrido. Eso lo sabe todo el mundo incluido los propios autores. Por eso, muchos intentan cambiar el estilo de narración para hacerlo más ameno; unos optan por un desarrollo más novelado, y otros, si el tema a tratar lo permite, incluyen dosis de humor. A Chuck Klosterman podríamos incluirlo dentro de los segundos, pero su gran virtud es que es algo que le sale natural, no lo tiene que forzar, su gracia innata a la hora de escribir  hace de este «Fargo Rock City» una lectura fresca y muy dinámica.

No es que abunde mucho este tipo de lecturas, y mucho menos en castellano, por eso se agradece encontrar productos que traten como se merece a este fenómeno, que guste o no, constituyó una parte importante de la cultura musical. Puede que algunas partes estén tratados desde un prisma demasiado americano (o anglosajón), pero pese a todo merece la pena.

Juan José Díez