CENTURY MEDIA
4 / 10
Leyendo el resto de críticas de este disco, queda claro que me encuentro en una posición diametralmente opuesta a las de mis colegas. Todos ensalzan las virtudes y la brillantez del nuevo disco de Lacuna Coil, pero yo, por mucho que indago en busca de ella, sólo encuentro oscuridad. Puede que una cara bonita y cierta sorpresa en cuanto a su planteamiento musical les sirviera de aval en sus orígenes, pero hoy por hoy eso no es suficiente para justificar el estatus de gran banda que tiene Lacuna Coil.
Su nuevo trabajo supone una ligera decepción, suena predecible, plano, se escucha sin pena ni gloria y se olvida a los tres segundos de pulsar la tecla stop, algo que por cierto uno está tentado de hacerlo mucho antes de que acabe el disco. Es el típico ejemplo de trabajo que logra instaurar en tu cabeza un déficit de atención acuciante, lo escuchas con la misma atención que el hilo musical de una cafetería, puede resultarte ligeramente conocido, pero te la suda. Supuestamente en este disco se han reinventado y han dado una vuelta de tuerca a su sonido, pero por mucho que lo he buscado, no encuentro nada innovador por ningún sitio.
¿Tiene personalidad? No. ¿Algún single potente? Tampoco. ¿Sorprende? Ni mucho menos. Se agradecen intentos de huir de la monotonía como la versión de REM o las tesituras tipo Dolores O’Riordan que adopta Scabbia, pero se queda todo en un intento vano, ya que la irremdiable conclusión es que un disco prescindible. ¿La principal causa? Unas composiciones sin gancho, fuerza ni caracter. Con esa premisa es difícil convencer por mucho que las adornes con una producción de órdago o con videos llamativos
Juan José Díez