ROADRUNNER RECORDS
6.5 / 10
A pesar de la admiración que siento por este grupo, o precisamente por eso, no puedo negar que este álbum ha supuesto una pequeña decepción para mí. No es un mal disco, eso es cierto, y se sigue notando que este grupo posee una técnica enorme, pero tengo la sensación de que al renegar de su parte más “death” e intentar llevar una línea cada vez más progresiva, han perdido el factor sorpresa que suponía el contrapunto entre una tendencia y otra dentro de sus discos.
No queda casi rastro de guitarras potentes, blast-beats y nada de voces guturales (¡de hecho Mikael Akerfeldt me ha recordado mucho a Anthony Kiedis de los Red Hot Chilli Peppers!). Y al faltar eso se hace más obvia la sensación de que, salvo la introducción y la salida del disco (“Heritage” y “Marrow of the death”), y quizá la exquisita “Folklore”, el resto de temas tengan todos una línea similar. Parece que hubieran dado con tres o cuatro patrones de batería y guitarra que les encajaran muy bien para una canción, y hubieran decidido emplearlos en todo el disco. Eso se nota más en temas como ”The devil’s orchard”, “Slither” o “Famine” que, aun cuando son muy buenas canciones, acaban por hastiar un poco.
Y es que, pese a apostar por la progresión, no se sabe muy bien adónde quieren llevar los temas. El secreto del éxito de álbumes como “Ghost reveries” o “Damnation” era precisamente el juego entre partes más duras, y pasajes más íntimos, con la guitarra y la batería poniendo el contrapunto con desarrollos precisos. Con este disco no se acaba de notar ese trabajo, a pesar de que, insisto, se escuchan buenos solos y bases rítmicas.
Aplaudo la exigencia por la evolución del grupo, pero hay que reconocer que cuando uno se pierde por intentar llegar más lejos a lo mejor es necesario desandar el camino. Puede que sea lo que tengan que hacer en próximos discos.
Miguel Hernández (Fiti)