IN FLAMES + NOCTIFERIA
Madrid – 16 Septiembre
La Riviera
In Flames viven un momento dulce. Aunque no es un grupo que sea ajeno a las críticas, en los últimos años se han labrado una buena reputación y gozan del reconocimiento tanto de crítica como público. Puede que muchos de sus seguidores primigenios hayan renegado de la evolución que ha sufrido el sonido de los Goteborg, pero aún así, sus discos tienen buenas cifras de ventas -incluso en los tiempos que corren-, y sus conciertos siguen arrastrando a un público numeroso.
Eso sí, comparado con sus últimas visitas a la capital, esta vez la asistencia sufrió un bajón y no llenaron la sala Riviera; los factores pueden ser muchos, desde la subida en el precio de la entrada, que se noten los últimos coletazos del verano, e incluso que la presencia de unos teloneros semidesconocidos no acabara por atraer a los últimos reticentes -las ocasiones anteriores con Gojira y Sonyc Sindicate en 2008, y Sepultura en 2006 conformaron un cartel mucho más vistoso-; ese es el dato objetivo, hubo menos gente que en sus últimos conciertos, pero lo cierto es que este descenso no afectó negativamente a la energía que se vivió en la noche madrileña.
NOCTIFERIA
Tocar abriendo para un grupo con tanto tirón como In Flames, siendo unos desconocidos, no es fácil, pero pese a ello estos jóvenes eslovenos demostraron tener mucha personalidad ya que consiguieron implicar al público, y a base de pogos y una música expeditiva lograron calentar el ambiente.
El sonido fue bastante mejorable, y en líneas generales su actuación se hizo un poco lineal, pero se ve que en esta banda hay talento por explotar. Lo mejor de su concierto, a parte de su entrega, los temas finales donde su vocalista a cargo de una segunda batería, imprimió un poco más de fuerza a un concierto falto de melodía y sobrado de potencia.
El setlist se compuso de «Terror», «Slavedriver» ,»Deluders And Followers», «Non Individuum», «Evil Vs. Evil», «Demoncracy», «Monarch», «Holymen»,
«Samsara», y «Mara «.
Lo dicho, por pulir, pero hay base para mejorar.
IN FLAMES
Si algo caracteriza a estos suecos es la coherencia. Su disco más aclamado es Clayman, y casi todos están esperando que suenen temas de ese plástico tan sublime, pero In Flames pasa de vivir de réditos pasados; si esta gira es la presentación de su nuevo disco, lo lógico es que las nuevas canciones destacen sobre el resto, y eso es precisamente lo que hicieron.
Evidentemente sería una desfachatez que no tocaran alguno de sus clásicos, pero echando un ojo a su Setlist queda claro que estos In Flames quieren centrar la atención sobre su última etapa. De este modo, y contando de sus trabajos más recientas hacía atrás, sonaron 5 temas de «Sounds Of A Playground Fading», 3 de «A sense of purpose», 2 de «Come clarity», 1 de «Soundtrack to your scape», 2 de «Reroute to remain», 2 de «Clayman» y 1 de «Whoracle». Equilibrado, protagonismo de su sonido más reciente y un correcto anclaje con su pasado, pero sin encorsetarse a temas que siempre habían sonado como los ausentes esta vez «Pinball map» o «Bullet Ride».
El escenario no es que fuera sobrio ni espectacular, justo en medio, unos focos en la posición de los bafles para dar un poco de color y poco más; el sonido, eso sí, muy bien, limpio, pulcro y potente, ideal para disfrutar de todos los matices de su sonido.
In Flames nunca es que hayan desbordado mucha simpatía, pero sorprendentemente, esta vez estuvieron muy comunicativos con el público, y Anders Friden viendo la reacción de la gente que cantaba todos los temas de principio a fin, dijo que eran ellos los que tenían que subir al escenario que cantaban mejor que él.
Comenzaron con un monográfico de su último trabajo con «Sounds of a Playground Fading», «Deliver Us» y «All For Me» para enlazar con «Trigger» (muy bien recibido), «Alias», y el primer corte de Clayman «Swin», que como no podía ser de otra forma fue acompañado de un estruendo generalizado. De ahí un guiño al pasado con un sorpresivo «The hive», para de ahí emprender de nuevo un tránsito hacía tiempos más recientes con un «The quiet place» que antecedió a dos nuevos temas como «Where the Dead Ships Dwell», y «Fear Is The Weakness».
Había buen rollo en el ambiente, todo sonaba bien, y la banda se notaba super compacta incluido a Niklas Engelin que ya se ve que es uno más del combo, así llegó «Come clarity» y el momento más esperado de la noche, que no es otro que un genial «Only for the weak», donde la banda hizo gala una vez más de su simpatía, subiendo a alguien del público al escenario para que con su cámara, grabara el tema y lo subiera a Youtube. Esto ha sido una constante en esta gira, y al principio de esta crónica podéis ver dicho video.
Después de este momentazo empezó un lógico descenso de intensidad donde cayeron «Delight and Angers», un «Cloud connected» que sonó muy bien, y como guinda final «The mirror’s truth» y «Take this life».
Como viende siendo característico en In Flames, no hubo bises, pero tampoco hizo falta, aunque fue un show mucho más corto que sus predecesores, dejó saciados a casi todos. Como punto negativo -y esto desde mi personalísima opinión-, es que no tocaron los que para mí, son los mejores cortes de su «Sounds of a Playground Fading», («A new dawn», «Liberation» y «Darker Times»); de los dos primeros lo entiendo, el priero con violines y chelos no pega, el segundo que es un poco lento, tampoco, pero es una pena no haber escuchado la rabia que transmite «Darker Times».
Pese a todo, buena descarga
Texto: S.A. Sánchez
Fotos: Juan José Díez