CENTURY MEDIA
6.5 / 10
Leyendo las críticas de otros medios, parece que la sensación generalizada que ha dejado este «Sounds of a playground Fading» es el de la decepción, tristeza que justifican por que resulta difícil reconocer a los In Flames de hace unos cuantos años. Personalmente me parecen unas críticas injustas, porque si algo ha caracterizado la música de los suecos es la constante evolución. Resulta bastante evidente que los tiempos de sus «The jester race», «Whoracle», e incluso de su aclamadísimo «Clayman» quedaron atrás, y la banda de hoy en día ya no practica un Death tan agresivo y visceral, sino que ha migrado a un sonido más contemporáneo con más presencia de sintetizadores, en definitiva, un sonido más americano.
Pero tampoco es que sorprenda demasiado, ya que desde «Soundtrack» el camino emprendido es coherente, no hay grandes altibajos, y tanto «Come Clarity» como «A sense of purpose» siguieron más por esa senda que por la de sus comienzos, entonces, ¿Dónde está la sorpresa? Este disco es la evolución natural de sus dos predecesores, los sintetizadores siguen presentes, las guitarras y las melodías siguen muy presentes, aunque sí es cierto que pierden agresividad, y por último, y aquí si es el cambio más significativo, las tesituras que usa Anders Friden a la voz son más claras, si bien sigue haciendo uso de las tesituras agresivas, las velodías limpias ganan mucho protagonismo.
¿Se nota la salida de Jesper? Evidentemente, ahora todo el peso de las guitarras recae en Björn Gelotte, y eso le resta dinamismo, porque sinceramente creo que la aportación de Niklas Engelin en estudio es puramente anecdótica y su presencia en la banda va más orientada al directo.
El resultado global del disco es el esperado, unos cuantos temas intrascendentes (los intentos con «The attic» y «Jester’s Door» de copiar el patrón efectista de «The chosen pesimist» resultan bastante desafortunados) , otros más dignos como «Ropes» y «Deliver us» con mucho cambio de ritmo y guitarras, y tres o cuatro temazos verdaderamente notables entre los que destaca un visceral «Darker Times» donde los nostálgicos de su primera época podrán encontrar retazos de los In Flames más aguerridos, un experimental y sorprendente «A new Dawn», donde la presencia de violines y chelos le otorga un toque especial lleno de presencia y personalidad, y un limpio y equilibrado «Liberation» que puede suponer el perfecto paradigma de los In Flames futuros.
¿Podría estar mejor? Sin duda, pero aprueba con creces.
Juan José Díez