CRÓNICA: ASHBURY + THE WIZARDS – (Bilbao) – Septiembre 2018

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ASHBURY + THE WIZARDS

BILBAO – 21 DE SEPTIEMBRE 2018

SALA STAGE LIVE

Cuando te das cuenta de que una banda hace sold out en apenas una semana y tiene que trasladar su concierto a una sala con más o menos el triple de capacidad, y de que gente de todos puntos del país se acercan a Bilbao para ver a Ashbury por primera vez sin tener que irse al Keep It True o al Muskelrock, comprendes que lo que está por venir es muy grande. Por fin íbamos a tener cerca a la tremenda banda de Arizona, autora de toda una joya de culto como el álbum Endless skies de 1983. Un álbum que es la mística hecha música, que tiene composiciones de otro nivel, de un nivel que roza lo trascendente (lo recomiendo a todo el mundo para momentos de reflexión o relajación). Todo aquel que se desplazó hasta la sala Stage Live de Bilbao el pasado viernes iba con las expectativas por las nubes, y el resultado final fue bastante a la par: podríamos decir que fue toda una noche mágica.

Todo estaba pensado para ello, incluso los teloneros. Ni más ni menos que The Wizards, uno de los grupos que ha adquirido mejor trayectoria durante los últimos años dentro del panorama nacional, sobre todo a raíz de su magistral álbum Full moon in Scorpio. Los vascos practican un heavy metal cercano al doom y al sonido de bandas como Black Sabbath y Pentagram, puramente setenteros. La inmensa calidad que atesoran junto con las tablas que despliegan sobre el escenario hacen que The Wizards sean toda una joya en directo, y en este caso unos invitados de gran lujo para una banda como Ashbury. Por fin pude presenciar temas del calibre de Avidya, Calliope (Cosmic revelations) o Stardust en buenas condiciones después de haberlos visto en la diminuta Rocksound de Barcelona meses atrás, y puedo afirmar que definitivamente un escenario grande les sienta de fábula, sobre todo de cara a la escenificación que hace su frontman Ian Mason realiza siguiendo las letras de temática ocultista imperantes en sus canciones. Sin duda alguna, nos encontramos con una banda en estado de gracia, y me siento bastante impaciente para escuchar su nuevo álbum, el cual verá la luz en octubre.

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Y por fin llegó el momento para el cual nos desplazamos hasta tierras vascas: las campanas de la intro de The warning sonaron en el sintetizador y se desató la locura. Los hermanos Rob y Randy Davis junto a sus músicos de acompañamiento se calzaron sus instrumentos y empezó la magia. No hará falta decir que la tónica de la actuación de Ashbury iban a ser los temas del aclamado Endless skies, por ello el inicio de su paso por Bilbao fue algo cercano a lo orgásmico: encadenaron sin interrupción The warning, Take your love away, Hard fight, No mourning y una Mystery man en la que por fin las lágrimas que yo llevaba en mis ojos durante los anteriores temas no pudieron resistir rodar mejilla abajo al escuchar la melodía del sintetizador. Resulta curioso, pero habré podido ver a casi todas las bandas grandes del heavy metal, pero ha tenido que ser una banda de hard rock de Arizona casi olvidada por el paso del tiempo hasta hace pocos años la que consiguiera sacarme una lágrima. Ashbury es una de estas joyas perdidas en la inmensidad del mundo de la música que un día la descubres y rápidamente le coges un cariño especial. Su magistral manera de combinar hard rock con tintes de progresivo y un toque épico, junto con las poéticas y refinadas letras, supone una auténtica delicia para cualquier amante del género lo bastante avispado o afortunado para llegarlos a conocer.

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El concierto hasta este momento apuntaba automáticamente a ser el mejor de mi vida. Si después de Mystery man llegan a tocar Endless skies no quiero ni saber qué habría ocurrido. Sin embargo, la actuación de Ashbury entró a partir de entonces en una dinámica mucho más irregular al incluir diversas covers en el repertorio, con las que homenajearon a varias bandas de hard rock de los años 70 que claramente les influenciaron. A pesar de la enorme ejecución de las covers (la calidad musical de Ashbury es algo casi fuera de lo normal), estas no terminaron de despertar el mismo interés que sus canciones originales, a excepción de Don’t fear the reaper y Aqualung, muy gratamente recibidas por el público. Hubo lugar también para echar una mirada atrás hacia el álbum con el que regresaron en 2004, Something funny going on, mediante los temas Evacuation time y la dulce The cold light of day, y también para regalarnos un pequeño anticipo de su nuevo álbum que será publicado en octubre con la canción Good guitar, aunque que me sorprendió que no eligieran el tema homónimo que adelantaron hace un mes, Eye of the Stygian witches. Los temas restantes del Endless skies fueron cayendo en cuentagotas hasta el final del concierto, suponiendo lógicamente varios puntos de inflexión: Madman fue coreada a todo pulmón por la audiencia, a pesar de que Randy errara alguna nota del punteado (disculpable viendo el concierto que se pegaron), y Endless skies nos dejó a todos con la piel de gallina. Para finiquitar la que fue su primera (y probablemente última) visita por nuestras tierras, Ashbury pusieron patas arriba la Stage Live entonando el himno Vengeance.

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A pesar de que el concierto tuvo sus altos y sus bajos, puedo afirmar que en líneas generales fue una actuación de bandera. Si llegan a tocar del tirón el Endless skies con unos pocos temas de más añadidos, de forma que no quedase medio camuflado, hubiese sido ya apoteósico. Pero para nada me arrepiento de haber cogido un avión a las 7 de la mañana para desplazarme a Bilbao y poderlos ver. Hasta hace unos meses era casi inconcebible para mí que Ashbury llegaran a tocar en territorio nacional, y hay que dar su merecido reconocimiento a las personas que han logrado montar semejante proyecto sin tan siquiera contar con una promotora. Dos bandas de lujo, una de auténtico culto y otra que está despuntando de mala manera, en una sala con una acústica muy decente y delante de más de 300 asistentes venidos de diversos rincones del estado. Suena bonito, ¿verdad?

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