CRÓNICA: FESTIVAL EXTREMÚSIKA 2014 (Cáceres)

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FESTIVAL EXTREMÚSICA

14 JUNIO

RECINTO HÍPICO DE CÁCERES

Por horarios de viaje y otros menesteres llegamos al recinto justo cuando estaba terminando el concierto de Albertucho y la banda del capitán Cobarde, por lo que no podemos hablar ni de esa actuación ni de las de Ciclonautas, La M.O.D.A., El Canijo de Jerez y La Trueke, grupos que por lo que pudimos saber tuvieron que lidiar con los rigores del calor propio de las tierras extremeñas.

Al adentrarnos en el recinto pudimos comprobar dos aspectos generales, uno positivo y otro más negativo. En el lado bueno queda la organización del festival, con buen sonido, cambios ágiles entre un grupo y otro y buena disposición de servicios, barras, etc… En el lado malo habría que comentar que no hubo una afluencia masiva de público como cabría esperar. En algunos sitios he visto que se daba una cifra de 6.000 asistentes, algo que no era ni por asomo lo que encontramos a nuestra llegada. Media entrada en el recinto, posiblemente producida por el efecto endogámico del cartel, con bandas que han venido tocando en la zona y en el propio festival en años anteriores.

En lo exclusivamente musical, reconozco que me llevé una grata sorpresa con Rulo y la Contrabanda. Si en sus discos en solitario suena blandito y orientado a un público casi adolescente, en directo supieron dar su parte más dura, muy animados, con gran conexión con la gente y sabiendo tirar en los momentos adecuados de clásicos de La Fuga como “Buscando en la basura” o el coreadísimo “P’aquí p’allá”.

El siguiente en aparece fue Rosendo. Como siempre, llegó, vio y venció, y es que el de Carabanchel es un uno fijo en la quiniela, incluso cuando defiende discos con tan poco brillo como su último “Vergüenza torera”. Con una banda conjuntadísima (ya son casi veinte años con Rafa y Mariano), y sin estridencias en la puesta en escena, salieron a defenderse con su mejor arma: las grandes canciones. Tras una primera parte en la que tocaron temas de sus últimas obras como “Vergüenza torera”, “Amaina tempestad” o “Cada día” fueron retrocediendo en el tiempo para regalarnos clásicos rosendistas como “Agradecido” y “Flojos de pantalón” y leñeros como “Sorprendente”. Los triunfadores del festival.

El gran sabor de boca de esa actuación se amargó un poco con la salida de El Drogas. Amagó inicialmente con ofrecer un concierto potente, tirando de temas de Barricada como “Sofokao”, pero apenas fue un espejismo inicial. A partir de ahí se dedicó a desgranar canciones de su álbum “Demasiado tonto en la corteza”, que si bien en estudio tienen algo de chispa, en directo no acabaron de animar al público. Enrique Villarreal (que así se llama realmente) le puso afán comunicativo, pero la música no acompañó. Mención aparte merecen las pintas que se marcó el amigo, vestido con chistera y traje morados, como si se hubiera presentado a un casting para la segunda parte de “Alicia en el país de las maravillas” de Tim Burton.

Ya con el tiempo justo les tocaba a Sínkope cerrar el festival. Jugaban casi en casa, ya que eran muchas las camisetas del grupo que se veían entre el público, y eso les permitió poder hacer su concierto casi entero, a pesar de pasarse del horario previsto y terminar casi a las seis de la mañana. Son un grupo bastante curtido en este tipo de festivales y entendieron que debían aprovechar al máximo los minutos, por lo que se dedicaron a dar la presencia justa a los mejores temas de su “Cuando no te pones falda” para que hubiera espacio para las canciones más esperadas por el pueblo. “A merced de las olas”, “Matar se me olvida”, “Humo de contrabando”, “Tirando de rama” o el cierre con “En tarros de miel” cumplieron plenamente con las exigencias de un público que estuvo muy animoso a pesar del cansancio acumulado.

En resumen, una bonita experiencia en un evento muy bien organizado, que esperemos que pueda tener continuidad a pesar de las difíciles circunstancias.

Miguel Hernández (Fiti)

 

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