CRÓNICA: SÔBER (Madrid) Marzo 2014

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SÔBER

MADRID – 18 MARZO

LA RIVIERA

Vaya por delante que  me parece perfecto que los fotógrafos reputados realicen talleres de fotografía de conciertos, y que éstos incluyan prácticas en directos relevantes como éste, pero que eso implique que a medios previamente acreditados se nos deniegue el acceso al foso es un detalle muy feo, una falta total de compañerismo y un cierto desprecio profesional al resto. El caso es que por esta situación, hemos tenido que pedir prestadas las fotos que acompañan esta crónica.

Una vez lloradas nuestras penas, centrémonos en el concierto en el que Sôber presentaban su último disco “Letargo” en su ciudad. Esperaba muy buena entrada, pero me sorprendió una abarrotada sala Riviera, estaba hasta los topes, y con ese ambiente mucho se tenía que torcer las cosa para que no fuera un gran concierto.  Además de un público entregado, la producción del concierto fue la de las grandes ocasiones, con pantallas en los laterales, varias cámaras registrando y proyectando cada detalle, y un gran juego de luces.


En cuanto al sonido, hoy por hoy, en España, NADIE, consigue un sonido tan limpio, potente y cristalino como el que consigue Sôber, se notan los medios, pero además el mimo y la calidad técnica de todo su equipo sale a relucir, todo suena a la perfección y se puede disfrutar de la magia de cada instrumento.

Ya desde el inicio con “Sombras” se pudo apreciar todo lo dicho en el párrafo anterior, el sonido de esas guitarras es acojonante, algo que se mantuvo con “La araña” y “Eternidad” (tema con el que el público empezó a vibrar con más fuerza). “Mañana”, “Diez años” y “Letargo” fueron las siguientes en sonar, para de ahí encadenar “Paradysso”, “La prisión del placer”, y la que protagoniza el primer videoclip de su último trabajo, “Blancanieve”. Como hemos dicho, todas caracterizadas por un sonido magistral.

El sonido de Sôber ha ido cambiando con el tiempo, lo mismo ha ocurrido con su imagen, pero con esto último puede que se hayan pasado de vueltas, al menos podemos ponerle ese “pero” a Antonio Bernardini, que por momentos parece más preocupado de posar que de sacarle magia a su PRS.

La voz de Carlos nunca ha convencido a todos, pero hoy por hoy es una voz reconocible que forma parte de la identidad de Sôber, muchos siguen pensando que ese sonido grave y aguerrido de las guitarras casaría mejor con una voz más rota y agresiva (yo misma sostengo esa tesis), pero nunca llueve a gusto de todos.

Llegó la apretar los pistones con “Cubos”, para de ahí pasar a uno de sus grandes hits, “Arrepentido” que toda La Riviera cantó con ganas. El momento más íntimo de la noche llegó con el comienzo de “Naufrago” protagonizado por Carlos en solitario guitarra acústica en mano, y de ahí ya llegar hasta la primera retirada enlazando “Insecto”, “Vacío”, y otro de los temas mejor recibidos de la noche “La Nube”.

Los bises comenzaron con sorpresa, con la aparición de los hiphoperos Duo Kie, para ejecutar al unísono el tema “Sin perdón”…. que en honor a la verdad, resultó curioso pero no convincente.

Lo contrario podemos decir de “El hombre de hielo”, un corte de esos con los que se consigue una gran comunión con el público, y para el final “Tic Tac” y la irremplazable “Loco”.

Los directos de Sôber rara vez defraudan, no admiten sorpresas, esta vez tampoco fue la excepción.

Texto: S.A. Sánchez.

Fotos: Rocktotal

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